Es la parte de la lingüística que estudia los procesos de formación y la estructura interna de las palabras.
En español, por ejemplo, muchas palabras pueden se divididas fácilmente en componentes más pequeños como: niñ-o. La primera parte es invariable, la segunda parte puede variar en: o, os, a, as. Cada una de estas unidades tiene su propia significación y ambas partes a su vez no pueden dividirse en otras partes más pequeñas con significación.
Esas pequeñas partes dotadas de significación se llaman morfemas; el morfema que tiene la significación esencial de la palabra, en este caso niñ, se llama morfema léxico o lexema. La otra parte de la palabra, la letra o de género masculino, que tradicionalmente se conocía como desinencia, recibe el nombre de morfema gramatical.
Un morfema puede aparecer también como una palabra y esto se conoce como morfema libre; palabras como pan, sol, muy son ejemplos de morfemas libres.
El proceso de formación de palabras toma como punto de partida el morfema léxico y al mismo se le añaden morfemas gramaticales que reciben su nombre de acuerdo con la posición en la que se colocan en la palabra. Un morfema que se añade a la derecha del lexema recibe el nombre de sufijo como en la palabra cas-ucha.
Existen diferentes clases de sufijos, por ejemplo, tenemos los puramente derivativos como hermos-ura; los diminutivos como: caball-ito; aumentativos como: libr-ote, y los despectivos como: cam-astro.
Por otro lado, un morfema gramatical que se añade a la izquierda del lexema es un prefijo como en la palabra im-posible. Algunos morfólogos indican que existen algunos morfemas gramaticales sin significación, llamados infijos, que se introducen en el interior de una palabra para hacerla pronunciable*. Esto lo podemos ver en la palabra: Pan-(ad)-ería.