La redacción consiste principalmente en poner nuestros pensamientos por escrito de una forma clara, precisa, concisa y correcta.
La Dra. Matilde Albert en su libro Redacción y Estilo nos dice:
"De poco sirve tener unas magníficas ideas si no se dispone del
instrumento apto para expresarlas debidamente".
Por esta razón, debemos seguir un esquema al momento de comenzar a redactar.
Este esquema incluye la preparación de un bosquejo que nos permita organizar los temas y objetivos de nuestro escrito; luego debemos redactar un borrador y de ahí partir a la corrección y revisión del mismo hasta lograr un producto final.
Existen cuatro estilos básicos de redacción: el narrativo, el descriptivo, el expositivo y el argumentativo. A continuación estudiaremos brevemente cada uno de ellos y presentaremos además algunos ejemplos.
Narrar no es otra cosa que contar algo. Se cuenta una anécdota o un acontecimiento, ya sea real o imaginario, y los mismos pueden estar enmarcados en el presente, pasado o futuro.
Podemos narrar de diferentes maneras; si utilizamos el "Yo" (primera persona singular) para contar nuestros acontecimientos estamos usando la técnica narrativa de primera persona.
Además de la primera persona, se puede utilizar la segunda persona "Tú" y la tercera persona "él o ella". Dentro de la tercera persona, el narrador puede conocer todo lo relacionado a ese él o ella de quien narra, si esto ocurre nos encontramos ante un narrador omnisciente. Por otro lado, si este narrador no conoce bien los hechos se le denomina observador.
Algunos ejemplos del estilo narrativo son:
De niño siempre tuve el temor de que mi padre fuera un cobarde. No porque le viera correr seguido de cerca por un machete como vi tantas veces a Paco el Gallina y a Quino Pascual. ¡Pero era tan diferente a los papás de mis compañeros de clase! En aquella escuela de barrio, donde el valor era la virtud suprema, yo bebía el acíbar de ser el hijo de un hombre que ni siquiera usaba cuchillo. Cómo envidiaba a mis compañeros que relataban una y otra vez sin cansarse nunca de las hazañas de sus progenitores. Nolasco Rivera había desarmado a dos guardias insulares. Felipe Chaveta lucía una hermosa herida desde la sien hasta el mentón. MANUEL TORO, Mi padre
Esteban Guarch, tal y como lo planificara desde su juventud, se casó a los 53 años para tener hijos. Desde el día en que contrajo nupcias con Esmeralda Rivera Ríos, dedicó todo su esfuerzo mental y físico a construir una familia. Compró la mejor casa de la plaza de Jayuya, con un balcón ancho de losas que las sirvientas lavaban diariamente y un jardín alrededor, e inmediatamente se mudó a vivir con la pareja la hermana mayor de la novia, Marina Rivera Ríos, para ayudarla con los menesteres domésticos, y poco tiempo después, porque la casa tenía muchos cuartos disponibles, se mudaron también el hermano mayor y la hermana menor, de modo que Marina, siguiendo las instrucciones de su madre, tuvo muchos quehaceres y responsabilidades entre sus manos. OLGA NOLLA, La segunda hija
"Y vivamos la moral, que es lo que hace falta", dice el conferenciante que dijo el prócer y al terminar todos aplauden. Tú saludas a tus amigos, al profesor aquél que no falla en los actos culturales y los mítines, hablan de cuándo va a haber una revista BUENA de cultura, que dure, pero que todos sabemos que no puede durar porque no tendría anuncios y el sistema es, tú sabes, pero de todas maneras, Hostos es Hostos y tú te pones a recordar lo que has leído de él y sobre él, te montas en el carro y piensas que si vivieras en el Viejo San Juan estarías a un pasito de casa, pero no es así, total los que viven en San Juan no encuentran estacionamiento nunca, así que te vas para Río Piedras por el Expreso, total, vuelves a pensar, aunque encuentres estacionamiento en San Juan, el carro no te dura porque cada dos semanas, o menos, te rompen algo, te lo guayan, te arrancan los winshilwaiper, menos mal que tu carro está más o menos y vas pensando que cuando... ¡JUAKATA!!! El Hijo de su Madre que venia detrás te da un corte de pastelillo. Sigues con más atención porque de todas maneras tú eres civilizado y la gente que está violenta tiene la cabeza fuera de sitio y tú no eres así, tú quieres ser decente, como Hostos, respetar el derecho ajeno, como Juárez, cantarle al canario amarillo, como Martí; tú tienes héroes de sobra cuando ¡JUAKATA! ¡JUAKATA! Y otro maldito JUAKATANAZO y has perdido el control y estás casi en el mangle y los pocos autos que pasan tocan bocina mientras siguen sin parar porque son las once menos cuarto de un miércoles y tú sabes cómo está la criminalidad. MAGALI GARCÍA RAMIS, "Hostos, bróder, esto está difícil",
en EI tramo ancla
Describir es como "pintar con palabras". Como todo buen pintor, la selección de colores y la técnica utilizada determinará la forma en que el receptor capte el mensaje comunicativo. Esto sugiere que en la descripción se debe tener sumo cuidado en la selección de las palabras precisas que nos lleven a imaginar lo descrito.
Existen diferentes clases de descripciones, pero aquí nos limitaremos a las más comunes. Entre éstas se encuentran: la descripción de objetos, de personas, de animales y por último la de lugar o ambiente.
Algunos ejemplos de estas descripciones son:
Benny ocupa las mañanas en el lustre meticuloso de su Ferrari. Un cuidado pormenorizado con atención atenta a los guardafangos, los parabrisas, los tapabocinas, los aros, la capota: atención atenta con amonia para el brillado, cera para la carrocería, aspiradora para los asientos, escobilla para los rincones inaccesibles a la aspiradora. La gran tarea toca a su fin cuando la carrocería lanza cuchillos de luz por toda la marquesina. Benny almuerza en el comedor de diario habilitado en un rincón sobrante de la gran cocina: mimbre y cristal y cestones de frutas del cosecho inmediato y pareja de almireces. El comedor de diario habilitado en la cocina se separa de la marquesina enrejada que acomoda tres carros por un ventanal que oculta treinta o cuarenta celosías: o sea que me gusta que mi Ferrari me vea comiendo, o sea que me gusta ofrecerle cucharaditas de comida a mi Ferrari. O sea que el Ferrari dice que no quiere comida porque el Ferrari tiene un tigre en el tanque: jipea, rojos los cachetes, ríe. Benny ocupa las tardes en llevar al Ferrari de San Juan a Caguas y de Caguas a San Juan. Benny ocupa las noches en acostarse, arroparse y rezar. LUIS RAFAEL SÁNCHEZ, La guaracha del Macho Camacho
El hombre era alto y tan flaco que parecía siempre de perfil. Su piel era oscura, sus huesos prominentes y sus ojos ardían con fuego perpetuo. Calzaba sandalias de pastor y la túnica morada que le caía sobre el cuerpo recordaba el hábito de esos misioneros que, de cuando en cuando, visitaban los pueblos del sertón bautizando muchedumbres de niños y casando a las parejas amancebadas. Era imposible saber su edad, su procedencia, su historia, pero algo había en su facha tranquila, en sus costumbres frugales, en su imperturbable seriedad que, aun antes de que diera consejos, atraía a las gentes. MARIO VARGAS LLOSA, La guerra del fin del mundo
Golondrina Sinhá, además de bella, era un poco loca. Loquita, le vendría mejor. A pesar de que frecuentaba todavía la escuela de los pájaros, donde el Loro dictaba cátedra de religión, y de ser tan jovencita hasta el punto de que sus respetables padres no la dejaban salir sola por la noche con sus admiradores, era ya resuelta e independiente, enorgulleciéndose de mantener relaciones con todo el mundo en el parque. Era amiga de las flores y de los árboles, de los patos y de las gallinas, de los perros y de las piedras, de las palomas y del lago. Con ellos conversaba, con aires de suficiencia, sin darse cuenta de las pasiones que despertaba a su alrededor.
El mismísimo Reverendo Loro, que hacía el autoelogio de sus propias virtudes, considerado por los demás un tanto eclesiástico debido al tiempo pasado en el seminario, la miraba durante las clases con ojos soñadores. JORGE AMADO, El Gato Manchado y la Golondrina Sinhá:
Una historia de amor
El cielo de Puerto Rico es bajo, tan balo que podría tocarse con la mano. Parece volcarse sobre las hondonadas y los valles, vaciarse en ellos. Sólo se dilata y eleva sobre las llanuras de la costa. También es azul cobalto como el mar y tiene una fosforescencia metálica. Muy pocas veces posee la limpidez absoluta del cielo de Castilla; sus nubes redondas y blancas repiten la ondulante variedad de la tierra. MARGOT ARCE DE VÁZQUEZ, El Paisaje de Puerto Rico
El estilo expositivo se caracteriza por ser un intermedio entre el estilo de redacción con fines literarios y el científico. La exposición se usa para proporcionar información o explicar algo.
Según Juan Luis Onieva en su libro Intercomunicación II, existen tres técnicas básicas para exponer:
A continuación veremos ejemplos de cada una de estas técnicas:
Todavía está poco desarrollada la tecnología de la energía solar (oración temática). Un panel solar puede calentar una casa, agua, impulsar una bomba contribuir al riego. En el mejor de los casos, una central solar podría proporcionar electricidad a comunidades de hasta 10,000 habitantes (ejemplos). Sin embargo, parece utópico, por ahora, pensar en la energía solar en términos industriales (conclusión).
En Hong Kong la aleta de tiburón es una comida de lujo que favorece el desarrollo de una importante industria (oración temática). Muchos pescadores viven de la captura del tiburón en el sur de la costa china y en otras aguas cercanas a Hong Kong. Las aletas se subastan dos veces al día y más de tres mil toneladas al año encuentran su destino en los restaurantes de la cuidad a través de 20 casas de subastas y más de mil compradores profesionales (relación de hechos y datos estadísticos). Todo ello genera beneficios millonarios a las empresas que se dedican a la captura y comercialización del tiburón (conclusión).
La mujer aún no ha conseguido un tratamiento laboral idéntico al del hombre (efecto). Cierta actitud paternalista, injustificada a la hora de trazar el ordenamiento jurídico-laboral (1ra causa); la falta de cualificación profesional, que sitúa a la mujer generalmente en puestos de trabajo menos compensadores (2nda causa); su propia mentalidad- que una educación rutinaria y tradicional y unos ancestrales prejuicios sociales han fomentado para reservarla únicamente a la sacrosanta tarea de esposa y madre- son las causas principales que genera esta situación (3ra causa).
La finalidad de este estilo de redacción es la de convencer o persuadir al lector sobre una idea o punto de vista. Para lograr el propósito de la argumentación es necesario utilizar razonamientos o argumentos convincentes que logren el objetivo deseado.
Toda arguentación debe partir de una tesis o idea principal la cual sustentaremos con por lo menos tres razonamientos y una oración conclusiva en la que repitas tu tesis.
Ejemplos de párrafos argumentativos:
Nunca podrá encarecerse suficientemente la defensa y protección que debemos darle a nuestro idioma. Es nuestra última trinchera. Ningún puertorriqueño que se precie de serlo puede asumir ante la suerte de nuestro idioma una actitud de frívola despreocupación. Y mucho menos plantearse la duda -como ya lo hacen algunos, muchos de ellos personas de buena voluntad, inteligentes y tituladas- de si después de todo da lo mismo que sea uno u otro idioma, como si no fuese parte tan irremplazable de cada ser humano como lo es su propio corazón. "¿Es lícito adoptar en ningún país, en ningún instante de su historia, una posición de indiferencia y de inhibición ante su habla?" se preguntaba el excelso poeta español Pedro Salinas en un discurso de graduación pronunciado en la Universidad de Puerto Rico, para concluir: ". . .no es permisible a una comunidad civilizada dejar su lengua desarbolada, flotar a la deriva, al garete, sin velas, sin capitanes, sin rumbo...", y refiriéndose concretamente al caso de Puerto Rico decía: "Si los síntomas de desnaturalización inútil de la lengua, tan perceptibles y en aumento, no mueven a la acción, y se deja suelta a su propensión, al abandono de toda norma, considerando que no hay que hacer nada, adoptando la posición que yo llamo panglossista, es muy probable que a la lengua de Puerto Rico le espere, en un futuro próximo, daños irreparables". ELADIO RODRÍGUEZ OTERO, La personalidad puertorriqueña
bajo el E.L.A.
Pero no nos engañemos; el machismo puertorriqueño es la consecuencia de ese matriarcado que prolonga ruinosamente la adolescencia del varón: allá se levanta ella a cocinarle su sopón de gandules cuando llega medio jumo con las amistades, allá va él a vivir con mamá cuando pelea con la mujer, allá se va gastando él de bebelata en comelata, inventando sin tregua el convite para alguna playa o campo: el fricasé de cabrito, las guineas, los conejos, esas épicas del beber y el comer tan emblemáticas del varón puertorriqueño cuando se hace adulto. Entre bebelata y comelata, alguna cortejita discreta que no pretenda llamar a casa, reverso de esa esposa tan paciente como castrante, y que pasen los años ya sin un asomo de ternura, que los machos no lloran, decía papá... EDGARDO RODRÍGUEZ JULIÁ, Puertorriqueños
Los valentines son un caso extremo de cursilería. El día de San Valentín se instala furiosamente en los gestos del sentimentalismo fácil. Una pareja enmarcada por un corazón rojo de pasión es un pronunciamiento perfectamente arriesgado. Semejante retórica sólo consigue burlar el objeto de su pretensión. La repetición ad nauseam del emblema termina por desgastarlo, convirtiéndolo en benévola parodia, en burla velada por la autenticidad del sentimiento. Ese día las niñas van a la escuela vestidas de blanco y rojo, los mostradores de Walgreens revientan de cajas de chocolates en forma de corazón, proliferan las tarjetas que comunicarán furtivas o anónimas declaraciones de amor. El emblema del amor se trivializa a la vez que cobra un guiño tiernamente paródico. El día de San Valentín es un chiste vacilante entre el sentimiento auténtico y la burla solapada. El consumo del emblema, la conversión del Día de los corazones en excusa para aumentar los shoppers de los periódicos, son los comentarios veladamente cínicos de una sociedad materialista en torno a un sentimiento ancestralmente honorable. EDGARDO RODRÍGUEZ JULIÁ, Puertorriqueños